Sr. Presidente de la Excma. Diputación de Alicante, Sr. Ponente General, Señoras y señores buenos días.
Déjenme que en primer lugar y con el saludo de D. Salvador de la Encina al que tengo el placer de sustituir, les de las gracias en nombre del Grupo socialista del Congreso de los Diputados por tan interesante invitación a participar en esta nueva edición del Simposium nacional. Una nueva oportunidad sin duda de compartir el tiempo en convivencia de los profesionales y usuarios de la carretera.
Especialmente quisiera felicitar a todos y cada uno de los miembros pasados, presentes y futuros de la Asociación Española de la carretera. No solo por esos más de 15 lustros de trabajo continuado a favor de nuestras vías de comunicación, sino también por el empeño e ilusión de concitar edición tras edición, a los mejores profesionales del sector. Profesionales que enamorados de su trabajo constituyen la base fundamental en la mejora de nuestras carreteras.
Felicidades por esos ideales de la asociación. Ideales por mantener a las carreteras como lugar de convivencia, lugar para su uso civilizado y satisfactorio, elemento de desarrollo local, cultural y económico. Lugar en el que la batalla contra la inseguridad y reducción de la contaminación es una constante.
La movilidad y el transporte han estado unidos desde siempre a la actividad humana. Por tanto no es de extrañar que los antiguos caminos y sendas devenidos hoy en carreteras siguen jugando un papel determinante en el desarrollo humano. No solo por la capacidad de influir en la economía y el empleo a través de la inversión pública, si no por su papel de enlace y vertebración de territorios, materias y personas. Y aunque hoy no tanto el de vías de comunicación del saber y el conocimiento.
Así pues resulta innecesaria la discusión por justificar la importancia de las redes viarias.
Quizás al hablar de las vías, siempre tengamos la tentación, aunque supongo que con menor medida en el ámbito en el que hoy nos encontramos, la tentación digo de pensar en las grandes señoras del asfalto, las vías de alta capacidad.
Pero no es menos cierto que sin duda nos viene a la memoria todos esos buenos kilómetros que transcurren a lo largo del patrimonio de las comunicaciones locales por carretera.
Un gran patrimonio a tenor de lo cerca de setenta mil kilómetros que lo componen.
Es cierto ahí están, frente a las grandes vías, robustas ellas, orgullosas, seguras de si mismas, recalculadas, siempre atendidas, repintadas, frente a ellas insisto o tal vez entre ellas, las sencillas, las adaptadas al terreno, a las gentes, algunas incluso con glamour diría yo, ahí están las carreteras locales.
Y puede ser que nos falte una visión cariñosa de esta red, que no resulta agraciada con el apellido de “interés general”.
¿Se imaginan Uds. que no existieran?
Aunque resulte una perogrullada, conviene pararse a pensar que ocurriría. Hay que convenir que con ellas se han unido culturas, pueblos y personas. También han facilitado otras cosas pero esas prefiero ni pensarlas.
Insisto ¿Qué pasaría con esos últimos pueblos a los que llegan las locales?
O con esa silenciosa, callada y poco valorada pero efectiva función de servir como itinerario alternativo cuando sus hermanas mayores tienen colapsos.
Vemos pues en ellas, aspectos mas sociales, y de acceso que los meramente económicos o de la importancia del tráfico soportado.
Sin olvidar aunque parezca o resulte un tanto cursi, el aspecto poético paisajístico de unas vías que permiten disfrutar del entorno por el que discurren, aunque sea de una manera meramente inconsciente.
Como podemos comprobar las hay de muy variadas características, debido principalmente a su carácter local o provincial, y los recursos a ellas destinados que influyen notablemente en su trazado, anchura o pavimento.
Si bien existen excepciones es sabido que la inmensa mayoría de la red local está bajo la competencia de la Diputaciones provinciales, las cuales casi desde su constitución han sido las encargadas del fomento del desarrollo económico de las provincias.
En esa su labor ya se le encomienda en los años treinta del siglo XX la competencia en caminos vecinales, aunque con escasos recursos económicos para atender tales menesteres.
Desde ese traspaso del Estado a las provincias, muchos son los recursos asignados por las diputaciones a la construcción y mantenimiento de las llamadas carreteras provinciales. Así como a la selección y formación de recursos humanos que con más motivación que medios, llevados por la tradición y profesionalidad constituyen creo, un futuro esperanzador para el necesario salto hacia la modernidad de nuestra red local.
Tras el nuevo mapa autonómico podemos decir que tres niveles de servicios carreteros se nos ofrecen nítidos.
Los de gran capacidad,
los que vertebran la estructura regional y mantienen determinados niveles de tráfico y
los que aún siendo de competencia legislativa de los parlamentos autonómicos, quedan enmarcados en la actividad provincial de las diputaciones.
Si hemos asistido a finales del S.XX a una importante atención de recursos hacia la construcción y modernización de los dos primeros niveles de servicio, no ha sido acompañado de igual manera en el nivel local. Y no lo ha sido por razones que cabe recordar aunque brevemente.
1. No ha habido una consolidación institucional de las diputaciones.
· Porque no hay homogeneidad.
Uniprovinciales
Islas
Territorios Históricos.
· Se identifican con la dictadura a pesar de sus 170 años de existencia.
· Las CCAA resultan más modernas y atractivas.
· Las CCAA legislan sobre el traspaso de competencias y recursos de las dipus a las CCAA
· Existe excesivo afán de coordinación que supone jerarquía
· No se han ejercitado las delegaciones de competencias.
·
2. Las diputaciones enfocan sus recursos preferentemente a otras actividades de mayor rentabilidad social y política, más vistosas y en competencia con las autonomías y ayuntamientos.
Se han convertido en esa tía que creemos rica, que vive en una gran casa en la capital, y a la que los alcaldes visitan con frecuencia para ver lo que sacan.
3. Por último y como sucede en la mayoría de los ámbitos de la gestión pública, la escasez o inadecuación de recursos económicos ha resultado determinante.
Hay que saber que el 90% de los ingresos corrientes de las diputaciones de régimen común, proviene de la PIE y podemos estimar que en lo relativo a las diputaciones solo ha crecido desde el 86 al 2003 el 151% frente al 286% de los Ayuntamientos. Lo que ha supuesto un retroceso respecto al PIB del 0,74% en 1986 al 0,48% en el 2003.
Si a eso añadimos los recursos para servicios prestados que le son impropios, podemos fácilmente concluir que no pueden cumplir con todo aquello que le encomienda el legislador, especialmente en lo que a carreteras locales se refiere.
¿Y que nos depara el futuro?
En primer lugar esperanza.
Esperanza que deriva del propio carácter de las vías que tratamos, ya que no resulta propio de los municipios la atención de dichas vías. Así las diputaciones son las que están en las mejores condiciones de atender esta red, a través de sus experimentados servicios de vías y obras, siempre y cuando se les dote de los recursos apropiados. Tema hoy en discusión en el terreno de la administración local.
La movilidad sostenible se abre camino con fuerza en el terreno del transporte por carretera, tanto de personas como de mercancías así la red local deberá adaptarse a este nuevo enfoque.
Por lo que al tiempo que se legisla en esta materia deberá atenderse la asignación de recursos a tales fines que junto a la seguridad vial resultan imprescindibles aportar a nuestras carreteras.
Mejorar sustancialmente todos los enlaces de las redes locales con el resto de red viaria al objeto de su integración, debe tener una especial atención por parte del estado.
Las redes locales deben contribuir también a la ínter modalidad, con lo que la red secundaria adquiere un papel relevante.
A modo de conclusiones y en atención a cuanto hemos podido advertir hasta el momento y que sin duda no excluye circunstancias no referidas, lo que resulta imprescindible es la configuración de un marco oficial en el que se materialicen acuerdos importantes en materia de comunicación viaria local.
Ya que resulta necesario:
· Contemplar globalmente los tres niveles en la planificación de la red de carreteras, con independencia de la competencia actual, y redefinir el catálogo de vías y el reparto competencial entre las distintas administraciones, contemplando mas la función que supone cada vía y no tanto los tráficos soportados u otras consideraciones de carácter estanco. No resulta lógico que determinados trayectos sigan recayendo en el ámbito competencial de las diputaciones –Ejemplo. Nazaret-Oliva Valencia/Sabor
· Es necesario superar el enfoque meramente dotacional de las infraestructuras viarias, y adaptar los recursos económicos a la normativa a cumplir en el desarrollo y mantenimiento de la red local. Minimizando la responsabilidad de los gestores por imposibilidad económica de atender los requisitos legales. Aumentando a la par los niveles de seguridad. Se estima adecuado establecer recursos para el mantenimiento de las redes en torno al 2% del valor patrimonial.
· Clarificar la normativa aplicable a cada vía local, distinguiendo claramente las carreteras de los caminos vecinales y similares. Readaptando los estándares de diseño a su carácter local y no en función de los parámetros mas propios y adecuados a otras vías. Léase intensidad media diaria (IMD) etc.
· Establecer convenios de colaboración económica permanentes entre las distintas administraciones para la correcta y adecuada gestión de la red local.
· Mayor aprovechamiento de la experiencia tradicional de los profesionales de las Diputaciones en materia de carreteras, que dinamice el necesario impulso de modernidad para la red local. Basado ello en un control y conocimiento permanente del estado de la red local, con la incorporación de las nuevas tecnologías que permiten una actualización permanente de los datos obtenidos.
En definitiva y por encima del reparto de la competencia hoy en discusión, es imprescindible una implicación mayor en el terreno político y presupuestario que hagan de nuestra red local, la cual todos coincidimos en declarar como imprescindible, un lugar de encuentro para la sostenibilidad, calidad y seguridad, para preservar también ese cúmulo de valores ambientales y paisajísticos que en muchos casos representa la conocida red de carreteras locales y provinciales.
Muchas gracias.
