jueves, noviembre 29, 2007

UNA PERSONA UN VOTO

Y es este el caso que sentado en su escaño, eso si cada vez mas mimetizado con él, asistía sin rubor a los dardos que sus compañeros de grupo lanzaban con saña contra la hoy tan de moda Ministra de Fomento, a la sazón mi compañera Magdalena Alvarez. Y es que con el rictus del patrone, manos en pose oratoria y mirada fija en tan incierto futuro como el suyo, Eduardo Zaplana como autor intelectual, concepto tan de moda hoy, como autor digo o al menos instigador necesario, asistía protagonista él a la reiterada teoría de que a la Ministra la habían salvado votos no del todo legítimos.
La derecha, en este caso el PP, cual can a la hora de tumbarse en la hierba gira y gira en torno al mismo sistema, a saber, comienza por amedrentar a quien desea expresar libremente su opinión -en este caso increpando a determinados diputados por el sentido de su voto en el día de ayer, nada menos que en el Parlamento- para posteriormente cuestionar la validez de los votos, los suyos no claro, los que impiden los derechos, los que impiden la libertad, los que otrora condenaban a los demócratas y amparaban al franquismo, esos nunca son cuestionados, todos valen, todos sirven a la justa causa del todo vale que como hienas vienen practicando. Por el contrario y sin ver viga en ojo propio, invalidan votos, el de la Ministra porque claro ese no debe emitirse, es opinable pero ¿Acaso los malagueños representados por Magdalena no tienen derecho a expresarse? ¿Es mas válido cualquiera de la derecha que sin pudor se ha unido a quienes a su juicio, si lo tuviera el PP, solo quieren la destrucción de su España?
Pero aún todavía es mas grave, y sin justificar la actitud de quienes cambian de grupo como de chaqueta, es mas grave insisto señalar con el dedo y afilada lengua a los dos diputados venidos al mixto de otros grupos, sin reparar en que allí como infante en capilla de primera comunión, sentado en escaño de privilegiado portavoz estaba el que consiguiera ser Alcalde de Benidorm por el voto de Maruja, la tránsfuga en prolongado viaje hasta la cesura del socialista que legítimamente la ocupaba. La misma tránsfuga a la que Zaplana Hernández Soro, cobijó y elevó a la cumbre del empleo marital, liberación y desahogado sueldo a cargo de los benidormins.
Mucho tenemos que avanzar en estas cuestiones. Pero de momento me quedo con que posiblemente Guardo no compró a Maruja, pero lo parece. Es posible que Guardo no haya cometido fechorías que merezcan años de sombra pero lo parece, y también es posible que el PP quiera consagrar a personajes con grandes tragaderas como el que nos ocupa. Lo único cierto es que como diría Trillo “manda huevos” que el PP invalide votos teniendo a quien tiene sentado en ese escaño. ¿Que cual? pues ese. No obstante oírles hablar de libertad aún es mejor espectáculo.
Señorías conservadoras, señores y señoras del Partido Popular, señores y señoras de la derecha, ya sabemos que no lo pueden soportar, pero en esto no interviene ningún cielo. Despierten, desde la Constitución que vamos a celebrar de nuevo, les guste o no, una persona un voto y todos iguales.