miércoles, abril 22, 2009

Crisis, pues echémonos al gasto


Dice nuestro sabio refranero que la oportunidad la pintan calva, como que si no la aprovechas pasa de largo. No quisiera parecer frívolo o exento de reflexión, por muy de boina -que otrora me pusiera en aprieto innecesario- pudiera el lector considerar este probable desiderátum de insensateces.

Pero se me antoja un parecer en esto de arrimar el hombro, cada cual según se le venga al entender ante lo que hasta mi madre conoce por Crisis.
Y es que a estas alturas en las que explicadas las causas, los actores, los culpables para unos y para otros, las medidas, los antídotos, las pócimas, los augurios y compartido el drama de quienes de verdad sufren el egoísmo despiadado e insensible del beneficio rápido y opulento, solo nos queda pienso, dar el do mas sostenido y valiente que seamos capaces de albergar en nuestro pecho.

Siempre recordaré con sana envidia las imágenes del pueblo teutón, creo que no fue ficción, reconstruyendo ladrillo a ladrillo lo que la codicia e intolerancia pudo llegar a tejer en la Europa del siglo XX. Cuestión de Estado que con el esfuerzo de hombres y mujeres resueltos a mirar hacia el futuro, pudo convertir las ruinas de guerra en un país locomotora económica europea, aunque hoy esté en recesión.

Ahora este mi parecer. Se trata de hacer según las posibilidades y circunstancias. Pintan bastos pero debe ser una oportunidad. No para figurar en el libro de la historia, ni siquiera por cuestiones electorales, que dicho sea de paso me cuesta abandonar. Creo que esta es la nuestra, como paisanos unidos por el sentimiento de querer compartir nuestra forma de vivir, de ser, de estar, de encarar mejor el futuro y todos a la vez, sin que nadie se vuelva a quedar atrás. Creo que es la hora como dirían los de Obama – hay que nombrarlo-, de salvar el sueño en este caso, español.

Hemos pasado de las dificultades a la crisis financiera, de esta a la economía real, de ahí a la desconfianza, podemos llega la recesión y nos amenaza la deflación. Lo cierto es que no compramos, hacemos durar más el coche, tomamos menos cañas, vemos menos cine o teatro y prevemos un año de consumismo. Con-su-mismo traje, con su-mismo-coche, etc. La reducción del consumo interno también acaba destruyendo empleo, reventón de la burbuja inmobiliaria aparte.

No debemos obviar que habrá quien desaprensivamente aproveche para modelar la realidad a su antojo y pretenda de nuevo obtener ingentes beneficios a costa de los de siempre. Alguien deberá vigilar esto. Pero eso no debe alejarnos de aquello que podemos hacer.

Reconozco que todo esto que se nos ha venido encima no es tan sencillo de resolver, o si. Puestos a proponer, creo en pequeños gestos y grandes dosis, ya no de confianza si de pragmatismo. A saber, dicen que el euribor ha bajado, respiro para unos, más euros libres para otros. Bajan los precios –siempre dicen- mejor se llega a fin de mes en el peor de los casos y mas cosas pueden hacer los que van mas desahogados, si los hay, por aquello de que cada cual se crea necesidades a medida que tiene mas recursos.

No es broma, hay quien ha hecho números, entre una cosa y la otra tiene más renta que antes de las dificultades. No se cuantos serán pero haberlos haylos. A estos habrá que sumar a quienes mantendrán el poder adquisitivo por convenio, revalorizaciones de pensión, etc. Todos cuantos tienen el puesto-sueldo asegurado por una u otra razón, suma y sigue. Los que negocian los ERES o los autorizan, a la suma, incluidos liberados de sindicatos, de partidos políticos, organizaciones empresariales, directivos, grandes accionistas y todas las personas que tienen sus emolumentos asegurados con cargo a cualquier presupuesto público. Todos a la suma, eso sí cada cual con sus posibilidades, pero todos a la suma de, cómo diría mi amigo Vicente, gastar.

Puede como decía, resultar frívolo o poco profundo, pero insisto, mi amigo tiene ahora más razón que nunca. Quizá no todos podamos gastar cuanto queramos, ni siquiera en aquello que necesitemos, o deseemos. Pero en la medida que cada cual pueda, es decir desde nada porque nada se puede pedir a quienes peor lo están pasando, hasta todo a quienes, pase lo que pase nunca les pasa nada. Es una cuestión de Estado, hay quienes no podrán acarrear ni un solo ladrillo de las ruinas porque bastante están cargado ya, pero habrá quienes tengan alforjas para cargar por ellos. El que pueda debe acarrear. El que pueda debe gastar. Debemos ser valientes sin torpezas. He dicho gastar no malgastar ni despilfarrar.

Caben todas las razones para hacerlo, solidaridad, pragmatismo, incluso y porque no españolidad. En esto nos va a todos en menor o mayor medida. Cuando en una coyuntura como la actual comienza a tronar y llover en casa de una familia de nuestro país, puede tardar más o menos, pero si no ponemos de nuestra parte cosas sencillas pero fundamentales en la suma de ellas, tarde o temprano la tormenta llamará a nuestra puerta.

Se puede pensar que no resolveremos mucho, y que la obligación es de otros. Pero podemos salvar muchos puestos de trabajo, y eso ya será importante. Y también es cierto que hay quien tiene mayores obligaciones. Los Gobiernos de gobernar los tiempos que corren con medidas que aumenten las posibilidades, y proteger a cuantos se queden sin manta. Las oposiciones a proponer sin demagogias baratas, tiempo habrá de dar palo. Sindicatos y Empresarios pactando responsablemente. Los demás a cumplir con las obligaciones propias.

El que no quiera que se borre, no pasa nada, cuando esto acabe ya hablaremos. Ahora se trata de no mirar el color de nuestra camiseta y chutar hacia la misma portería, meterle varios goles a la destrucción de empleo.

Tenemos el ejemplo de la roja, unos jugones bajitos han conseguido urdir por encima del color de sus clubes una trama que nos hace sentir bien, nos gusta y hasta los poco futboleros reconocen que se emocionan. Lo han hecho gastando trabajo en equipo. En esto de la crisis podemos bajar los brazos, humillar la testuz y dejar que otros lo arreglen, o animarnos a formar parte de la solución.

El inmortal Miguel Hernández nos dedicó un elenco de acertados calificativos, dejemos rotos los yugos sobre la espalda de la crisis. Echémonos al gasto.

miércoles, abril 15, 2009

PROPUESTA EN EL PARLAMENTO


Señorías, saludamos a los gremios de artistas falleros y foguerers, con don José Latorre y don Pascual Domínguez a la cabeza; también a doña Carmen Alborch y María José Adsuar, de los ayuntamientos de Valencia y Alicante respectivamente.

Poco imaginaba el cónsul Décimo Juno que, agonizante la cuaresma e incipientes los azahares en la ciudad que fundara a orillas del Turia, temblaría la tierra con aspiración de olor acre en variopinto honor totémico que trasciende la internacionalidad.

En el horizonte urbano valenciano se abre paso una manifestación social, una cultura, pero también una hoguera económica de primera magnitud, que tiene base, sin duda, en una técnica artesanal, en una profesión singular.

El artista pone en la picota los días pasados, las gentes, las cosas, los hechos.Nada escapa, nadie tiene fuero ante el espejo satírico.

Antaño, y frustradas las germanías, los carpinteros agremiados y en su celebración sindical quemaban lo inservible, incluido el parot, madero donde colgar el candil compañero de la vigilia invernal, disfrazado, eso sí, de quienes con su actitud son objeto de crítica: el comerciante usurero, el avaro vecino, el edil aprovechado, el clero o la burguesía.

Atrás el rito ancestral del fuego, las figuras divertidas, satíricas, junto a tercetos de improvisación vecinal, se convertían en un espectáculo de calle de configuración teatral, tablado y escena de premuñecos. Entrado ya el siglo XX se transforman en composiciones más complejas, arriesgadas, de mayor calidad estética.

Nacía con ello el artista. Regino Mas, Luna, Varea de Xirivella, Santaeulalia o Monterrubio quedarán ligados para siempre a las fallas, como Mauricio Soler, Serra, Soriano o Gastón Castelló, dando cuerpo a las no menos conocidas fogueres d'Alacant, herederas sin duda del ancestral y mediterráneo culto al fuego celebrando el solsticio de verano.

Hogueras que, de nacimiento agrícola, pasaron rápidamente a la ciudad.

La falla más homogénea en la estética, más figurinista, la hoguera más libre, sin más referencia real que la imaginación del creador, ambas con talento, derrochan gracia e ingenio, críticas con el comportamiento antisocial y, como diría Josep Renau, de espíritu revolucionario.

Luces para ambas, pero también malos tiempos, prohibiciones, censuras, incluso gravosos impuestos.

Pero los artistas nunca esperaron a que escampara, aprendieron a bailar bajo la lluvia.

Señorías, quisiera que se fijaran en cualquier objeto o figura que tuvieran al alcance de su vista, hagan un pequeño esfuerzo de imaginación y conviértanla proporcionalmente en una figura de 28 metros de altura, similar a un edificio de diez plantas. Espectacular, arriesgado, ¿no, señorías?

Lo que hemos hecho aquí rápidamente, en una falla, en una hoguera, requiere tiempo, imaginación, creatividad, talento, dibujo, informática, guión, modelado, escultura, carpintería singular, pintura, gestión de empresa, seguridad y salud laboral, múltiples habilidades técnicas y conocimientos específicos y comunes también a otras profesiones, capacitación de gran nivel y control sobre el contenido del trabajo.

¿Quién conoce todo ello? ¿Quién explicará qué es un cuerpo de bareta, blanc de panet, pintar a la cera o montar un sacabuch? ¿Cómo han de continuar estas técnicas artesanales legadas de unos a otros? ¿Quién investiga para mejorar y hacerlas sostenibles?

Señorías, pretendemos dar una respuesta a través de la formación profesional reglada que vendría a reconocer los conocimientos específicos para construir falles i fogueres.

Señorías, ténganlo claro, hablamos de educación, de mejorar el nivel de formación de los ciudadanos; de fiesta hablaremos en otra hora, en otro lugar.

Hoy pretendemos atender la formación de trabajadores y trabajadoras, formación de los escultores del fuego, que diría el profesor Ariño.

Joan Fuster nos conminó a tomarnos en serio esta profesión, y nuestra intención es que el Gobierno de España, con el apoyo de SS.SS., elabore las cualificaciones profesionales y el título correspondiente.

Necesitamos una oferta formativa que capacite para el ejercicio de actividades profesionales, que atienda las necesidades del sistema productivo y del empleo en las fallas, las hogueras, todo el sector de lo efímero, del ocio, del diseño, la escena, el cine, la televisión, como mínimo.

Hemos oído también considerar una broma proponer iniciativas sobre quienes confeccionan el alma de la fiesta, sobre los que son el centro de un impacto económico de más de 750 millones de euros anuales solo en Valencia; sumen Castellón y Alicante, ¡vaya broma!

Más de 7.500 empleos giran en torno a la actividad de aquellos que Vittorio de Sica calificó como capaces de hacer cualquier cosa; insisto, siempre hemos hablado de formación convencidos de que las dificultades de ahora y de siempre se superan antes con personas formadas y cualificadas.

Acabo, señorías. Proponemos formación para promocionar, regular y perpetuar una profesión, un oficio singular de España en particular, para fomentar el espíritu emprendedor, la actividad empresarial y dignificar la formación profesional en general, reconocer la competencia profesional por la experiencia, una reivindicación de los gremios, una necesidad sin duda.

Implicarse hoy para afrontar con mayor garantía los retos del futuro y mejorar el empleo y la calidad de vida de los ciudadanos no es ninguna broma, ni para los valencianos ni para nuestro Grupo Socialista.

Por todo ello, señorías, pedimos el apoyo al texto transado con el Grupo Popular posponiendo la consideración de la enmienda de Convergència i Unió, con la que estamos de acuerdo pero que no es objeto de nuestra proposición.Gracias, señorías. Gracias, presidenta.


Intervención 18 de marzo de 2009.